Sordos por doquier


A veces, las palabras y expresiones más simples consiguen ordenar un enjambre de pensamientos con una facilidad mayor que lo que haría un ensayo repleto de ideas complejas. Estas líneas, extraidas de un boletín que distribuyeron a unas cuadras de mi casa, me hicieron reflexionar sobre el preocupante presente que atravesamos los argentinos como ciudadanos. Lo comparto con ustedes; espero les sea tan útil como ha sido para mi:


En el país de los sordos,
los perdedores no aceptan su realidad.
Los ganadores son ciegos para ver a los perdedores.

En el país de los sordos,
cualquier palabra tiene valor.
Los que ponen su precio, también son sordos.

En el país de los sordos,
no se escuchan los crujudos de los vientres hambrientos.
No se ven los gestos demacrados por la desigualdad de oportunidades.
No se siente como propio el dolor de los que sufren.

En el país de los sordos,
Hay niños. Niños que se miran en el espejo de los adultos.
Hay niños que están creciendo, creyendo que ser sordos es lo natural.
Hay niños tristes, decepcionados. "¿Así es la vida?", pronuncian a gritos.

En el país de los sordos,
hay exclusión de lo que no interesa.
Hay expulsión de lo diferente.

El Mártir


Las luces del techo iluminaban el recinto. Su cuerpo, desnudo, mutilado, sin vida, irradiaba el poco calor que aún conservaba. Sus ojos, abiertos, negros y grandes, transmitían una sensación de serenidad, de paz, de ansiado descanso tras todo lo padecido. Su rostro, en cambio, permanecía hinchado y amordazado. A su alrededor, aquellos hombres contemplaban el cadáver. Satisfechos tras el hecho consumado, sonrientes, sádicos, ávidos de él, observaban el cuerpo con fijeza. Aquél mártir había sido su víctima. Algunos parecían no haber terminado de saciarse. Otros, en cambio, sostenían que ya era suficiente, que, de continuar, las consecuencias serían aún más graves. Aquél comentario hizo dudar a los primeros. Tras unos instantes, uno de ellos, decidido, tomó el cuchillo y se abalanzó hacia el cuerpo. Hendió la hoja en él, y escuchó con placer el crujido que provino de sus entrañas. No podía evitarlo, le resultaba imposible evadir sus instintos, y más aquella noche. Aquel cerdo estaba exquisito.

Presentación

Sumidos en un mundo cada vez más complejo, nuestro presente se ve asediado por múltiples y crecientes flujos de información. Los avances tecnológicos, y la consecuente creación de sus herramientas, cambiaron profundamente el estilo de vida en nuestras sociedades. Estamos inmersos en el falso y acogedor presente de la recepción: imágenes narcisistas, ideales del cuerpo, frases tan vacías como entretenidas se han desplazado desde la periferia para instalarse definitivamente en el centro de nuestras miradas. Somos lo que aparentamos, nuestro éxito se sostiene en la permanente conquista de la simulación. Adormecidos por el placer efímero y accesible, nos convertimos en seres que únicamente responden a estímulos. Estímulos que son capitalizados por unos pocos, preocupados, a su vez, en suministrarnos nuevas dependencias banales. La des-imaginación al poder.

Ante este escenario, considero que resulta imperioso recuperar nuestra capacidad de acción. Distanciémonos de la continua maquinización humana, adjudicando sentido a nuestros pensamientos y dándole espacio y tiempo, en el mundo del apremio y la instantaneidad, a la reflexión.

Este espacio es un intento más de incentivar la creación, que tiene como objeto convertirse en una ventana nueva para aquellos que pretenden ser personas de pensamiento libre, y no, frente a la realidad que nos rodea, meros sujetos.


Destaco, 14 de Agosto de 2008.